viernes, 31 de marzo de 2017

Inteligencia emocional en el aula

El pasado sábado concluimos el curso que ha impartido Lucina Vicente sobre la inteligencia emocional en el aula. Fue un día muy intenso en el que nos enfrentamos a las emociones que vivimos en el aula.
Por la mañana el trabajo se centró en "darnos cuenta" de la importancia de entrar en contacto con nuestro cuerpo para percatarnos de lo que nos sucede, para poder relajarnos y estar en el presente. Cuando nos alejamos de él entramos en la "esfera de la fantasía"; esto es de la razón, de la elucubración, de lo que "debería ser" o de lo que "nos gustaría que fuera"... en cualquier caso no estamos en lo "que es" y en lo que "sentimos".
Como nuestro trabajo se basa en la relación directa con adolescentes, es importante; más bien, necesario, tomar contacto con la experiencia de esta etapa. Para ello vimos un vídeo que nos da a conocer cómo funciona el cerebro adolescente, cuales son sus vivencias y cómo se comunican con nosotros, qué esperan de los adultos.
Centrándonos en la docencia hicimos una dinámica en la que recreábamos una situación de aula: seis voluntarios hicieron de alumnos y otro de profesor. Podía parecer un simple juego, pero desde la gestalt consideramos que nada sucede en vano; en cualquier situación, aunque sea ficticia, como fue en este caso, cada uno de nosotros ponemos en marcha nuestras estrategias vitales, las que hemos desarrollado en nuestra vida para lograr satisfacer nuestras necesidades. prueba de ello fue que al recoger la experiencia de los presentes, ninguno habíamos quedado inmunes a lo que sucedió y cada uno se llevó el aprendizaje de la experiencia propia
Por la tarde, nos centramos en la vivencia de dos emociones fundamentales: miedo e ira. Su función y su expresión. Vimos la necesidad de tomar conciencia de nuestros "desajustes orgánicos" y expresarlos para llegar a las auténticas necesidades y poder satisfacerlas adecuadamente.

Gracias Lucina por tu trabajo y tu buen hacer
Gracias a todos los participantes por vuestra entrega y  aportación al grupo.

2 comentarios:

  1. Parece mentira cómo las emociones nos inundan; cómo una situación, aunque sea "ficiticia", una representación, nos hace conectar con emociones cotidianas. Es un método fantástico para hacernos conscientes de lo que nos pasa, para desenmascarar nuestras emociones y hacernos cargo de ellas en un ambiente de confianza y de seguridad, sin la urgencia de responder ante ellas. Creo que fue una experiencia muy interesante e ilustradora para ser más consciente de "nuestra manera de responder", y darnos cuenta de cómo, a partir de la emoción, surge la necesidad de hacer algo, especialmente cuando empatizamos: y, sin embargo, cada uno tenemos que vivir nuestras emociones y responsabilizarnos de lo que nos pasa. Es necesario vencer el miedo a nuestra vulnerabilidad para contactar con nuestras necesidades más profundas que, lejos de separarnos de los demás (cómo solemos creer) facilita el acercamiento y la compresnión
    Ha sido un auténtico placer compartir la jornada con vosotros y un regalo la labor de Lucina

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  2. Gracias a ti también, Luís. Sin tu mediación esta experiencia no existiría. Igualmente, gracias a todas y todos los y las que habéis elegido explorar un poco y arriesgaros. Es esperanzador y humanizante.

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